Las microeditoriales se quejan del precio y la burocracia El ISBN, que ha pasado de público a privado, no notifica por e-mail el registro de un libro
Minobitia y Sinerrata,
dos pequeñas editoriales, han sufrido ya el paso del registro ISBN de
manos públicas a privadas. El cambio, según ellas, aparte de una subida
de precios ha supuesto un sistema engorroso y una mala atención a los
libros virtuales ya que ni siquiera notifican por correo electrónico si
el registro es correcto o falta algún detalle.
Valentín Pérez lleva editando libros desde 2006. Siempre como pequeño
editor. “He trabajado con la Agencia del ISBN sin ningún problema hasta
hace un año. El servicio era rápido y eficaz, y generalmente los
funcionarios solían ayudarte ante los problemas que pudieras tener”.
Eso era antes. “En el actual sistema, se rellena el formulario online
y si hay un error no te avisan. Ni siquiera envía un correo automático,
sino que tienes que entrar tú cada cierto tiempo en la web a comprobar
si ha habido un error".
En vista de los precios, Minobitia ha renunciado al ISBN de los
libros virtuales. “Hemos optado por asignar ISBN solo a nuestros libros
en papel, puesto que van al canal de librerías, porque el digital al
menos lo publicamos en dos formatos digitales (ePub que es casi un
estándar y mobiPocket, el de Amazon) y eso nos obligaría a solicitar
tres número por cada libro, lo cual y dado lo bajas que son las ventas
todavía de libros electrónicos y los precios bajos que solemos ponerles,
nos supone tener que vender varios libros por formato solo para pagar
su número ISBN”. La cifra se multiplicaría si además se añade el formato
PDF, una versión para el móvil, otra para la tableta%u2026
Valentín Pérez protesta porque “se ha cedido la gestión de un
servicio imprescindible para la comercialización del libro a uno de los
agentes implicados (Federación del Gremio de Editores),
lo que en la práctica supone que casi se convierta en un monopolio.
Actualmente hay muchísimos pequeños editores que no están agremiados
(entre otras cosas porque las cuotas del Gremio son muy elevadas para
pequeños editores). Estos pequeños editores pueden sentirse
discriminados frente a los sí agremiados. No hablemos ya de los
autores-editores que antes podían editar su libro sin demasiadas trabas y
ahora se encuentran entre otras cosas con una tasa excesiva de 45
euros”.
Pérez ve también competencia desleal: “Se está penalizando a quienes
no están agremiados; que algo como el ISBN, de gestión pública hasta
hace unos meses, se ceda a la Federación de Gremios de Editores sin
concurso, sin publicidad, sin que nadie haya podido proponer otra cosa,
no me parece bien, cuando se trata de algo que es imprescindible para
todos”.
Amalia López, de la editorial Sinerrata, ha pasado de no pagar nada
cuando el ISBN era público, a pagar 250 euros por el registro de cien
libros, aunque este año será más caro. “Habrá que añadirle 300 euros en
concepto de catalogación, que hasta 2011 estaba subvencionado”.
López también se queja del proceso telemático “engorroso”. “El
formulario de altas está pensado para ediciones de papel y no es fácil
rellenarlo adecuadamente para el caso de ediciones digitales, con el
consecuente retraso en la validación (altas rechazadas por errores en el
formulario, que hay que corregir y volver a enviar%u2026)”. Y pide que, ya
que pagan, les envían por correo electrónico que las altas solicitadas
han llegado a buen fin, o no.
El editor propone soluciones. “Dado que es lógico que cada formato
tenga un número distinto deberían permitir el poder registrar el mismo
título en formato electrónico una sola vez, y pagar por tanto una sola
tasa. Lo ideal sería que el ISBN igual que utiliza prefijos para
identificar a la editorial, al país, etc. tuviera un prefijo para
identificar el formato. Ahora mismo el número en sí mismo no facilita
ninguna información sobre el formato. Lo ideal es que en el propio
número ISBN se pudiera identificar ya automáticamente en alguno de sus
dígitos el formato del libro, lo cual facilitaría mucho el proceso de
estos formatos a nivel de procesamiento de datos por ejemplo en tiendas
virtuales.
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