De la tinta al bit
Las editoriales de Mallorca miran por el rabillo del ojo el
imparable avance de la edición digital. Algunas ya anuncian para
finales de año los primeros títulos ´on line´.
El avance de la
tecnología digital es imparable. No hay producto que se salve. La
industria editorial, rezagada con respecto a la musical y
cinematográfica, apura máquinas. En la cadena de producción puede
acabar cayendo algún elemento, aunque al libro en papel "le quedan
muchos años", rezan los optimistas, los pragmáticos y también los
románticos. Habrá que esperar cómo se desarrolla el hábito lector al
pálpito de los nuevos formatos. Como apunta el escritor Ricardo Piglia:
"El lenguaje escrito tiene un tiempo para ser descifrado que no se
puede cambiar".
En Mallorca, aún no hay ninguna editorial digital,
sólo atisbos de modificaciones en su adaptación a los cambios. Algunas
de ellas, como la veterana Lleonard Muntaner quiere celebrar su
decimoquinto aniversario con la edición digital de fragmentos de quince
títulos de su fondo bibliográfico. Otras como Moll ya han dado un
primer paso al acercamiento a los nuevos sistemas de edición al editar,
unos meses atrás, el epistolario de Mossén Alcover %u2013dieciséis mil
cartas%u2013 en un disco compacto.
"La edición digital plenamente será
posterior. Hay que tenerla en cuenta para un futuro, pero creo que
afecta más al mercado anglosajón, ya que en castellano hay muy pocos
libros digitales que estén a la venta", señala Francesc Moll. Él
contempla "con interés" los avances, aunque se mantiene tranquilo en
sus reflejos. "Quedan unos años para ponernos al día", asegura.
Otro ritmo se impone Muntaner: "Sólo sobrevive, y perdona los términos
darwinianos, el que se adapta y, hoy por hoy, no podemos dar la espalda
a la realidad de la edición digital".
Sin embargo, algo preocupa
por encima de cualquier otra consideración a este editor. "La edición
digital es un mundo complejo y hay que asegurarse de que el que compra
hace suya la adquisición. Estamos buscando una empresa que se dedique a
dejar bajar el texto personalizado, tener el pdf. Estamos en el
inicio", manifiesta.
Muntaner cuenta que Cedro, la asociación
estatal que vigila los derechos del autor y del editor, pasó entre sus
socios unas hojas para que se adhirieran y así evitar, o al menos
controlar, el pirateo. "Con los libros es más fácil de controlar porque
tienen un mercado más reducido y la industria no es tan potente como la
del cine y la música".
Combinación
Pasar de la tinta al
bit en exclusiva no es contemplado por casi nadie. Además para que se
popularice la lectura on-line se requiere una perfecta combinación de
programas y de equipos que tiente a los lectores.
"El mayor desafío
para un editor que quiera digitalizar sus libros es cómo venderlos. Los
requisitos técnicos no son grandes. Evitar el pirateo, las bajadas
ilegales, está aún en pañales. Tenemos el ejemplo de Amazon que venden
su e-book directamente vinculado a su web, pero aún no existe un
sistema de protección", explica el ingeniero en Informática Martín
Villafañe.
Este especialista cree que "cuando sea un negocio
atractivo, se crearán empresas de protección, y no me extrañaría que se
asociaran. El cambio de la Edad del Piedra del papel al soporte digital
es una gran modificación", añade.
Precisamente es esta indefensión
lo que más preocupa al editor de El Gall, Gracià Sánchez. "Albergo
dudas como editor pequeño, ya que temo que nos ocurra lo mismo que a
las discográficas pequeñas que han acabado desapareciendo en manos de
los grandes sellos. Amazon es el que tiene el fondo más grande. Con la
democratización de la red todos podrán editar, de acuerdo, pero a la
vez favorecerá la creación de monopolios. Hay tantos millones de
autores con sus webs que sólo llegarán al mercado, los más conocidos".
Él, pese a las suspicacias, tiene parte de su fondo digitalizado al
igual que los otros editores mallorquines consultados. La cuestión es
no quedarse atrás.
Para Antoni Xumet de Edicions del Salobre la
edición digital es un proyecto a medio plazo. "Aún no nos hemos puesto
a investigar, aunque creo que van a convivir el formato papel y el
digital. El libro en sí es un artefacto perfecto", opina.
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